La
semana pasada fue una muy trágica para mi país. La masacre de Guaynabo ha
conmovido al pueblo y son muchos los que sin conocer esa familia hemos llorado
por lo acontecido. La tragedia que nunca debió ocurrir ha causado indignación a
nivel que muchos aclaman la pena de muerte para los responsables de tan atroz
crimen. Mi opinión es que la pena de muerte no es la solución a los problemas
psicológicos y males que aquejan a nuestro país lo que ha llevado a los jóvenes
a convertirse en mercenarios de las calles de Puerto Rico.
Mi
preocupación mayor es ese niño que quedó huérfano de padre y madre, sin hermano
y perdió a su abuela materna. ¿En qué rayos estaban pensando los dos
mequetrefes que asesinaron a esa familia? Acaso no pensaron que al cometer eso
delitos iban a arruinar sus vidas para siempre. Probablemente ni les interesa su
propia vida, probablemente viven una vida tan miserable que pasar el resto de
su vida en la cárcel ni les afecta. Quien sabe…
Estos
dos asesinos eran niños hace apenas dos décadas atrás. ¿Qué pasó en la crianza?
¿En que fallaron papá y mamá que sus bebés inocentes se convirtieron en dos
monstros? Mi invitación a los padres es a auto analizarse como padres y
detectar que cosas entienden que están mal y deberían modificar. El futuro de
nuestro país está en nuestras manos, está en esos pequeños que estamos criando.
Modales, respeto, educación… Por favor, gracias, con permiso, adelante, buenos
días, buenas noches, buen provecho… Envuélvete en la educación de tus hijos. El
maestro es un facilitador, pero tú eres el responsable de ese niño. Preocúpate,
¿Sabes dónde está tu hijo en este momento?
¿Conoces sus amistades? ¿Los padres de sus amigos?
El
futuro de Puerto Rico es ese pequeño que tienes a tu lado. No es traer niños al
mundo, es educarlos y guiarlos para que sean personas de bien.
¿Cuéntame
que estás haciendo para sacar a tus hijos hacia delante?
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