
Inmediatamente
pensé que tenía un “stroke” y lo primero que pasó por mi mente fue ¿Qué va a
pasar con mi hija? Llamé a la línea de ayuda de mi plan médico y cuando le
expliqué los síntomas, me recomendaron desconectar la llamada y llamar al 911 de
inmediato. Llamé al 911, en minutos estaban en mi casa. La sala se llenó de
bomberos, paramédicos y policías. Me tomaron la presión, la tenía elevada (me
estaba muriendo del miedo). Mientras los paramédicos me atendían, le daba
instrucciones a mi esposo de lo que debía hacer y calmaba a mi hija diciéndole que
mamá estaba bien.
Luego
de varias pruebas, los paramédicos me recomendaron llegar a la sala de
emergencias más cercana. Una vez en sala de emergencia, me registré en la
computadora y en segundos salió personal y me llevaron inmediatamente a una habitación.
Allí me conectaron para un EKG, sentía que me moría, pensaba en mi hija y me
desesperaba saber que se iba a quedar sin mamá. Una vez terminada todas las
pruebas, el Doctor me dice “Tienes un Bells Palsy”. ¿Qué rayos es eso? Fue mi
primera pregunta. Comenzaron a explicarme y yo estaba totalmente perdida. Me
dieron un panfleto con las posibles causas, tratamiento y algunas fotos de cómo
se transforman los rostros con una “Bells Palsy”.
Me
enviaron a mi hogar, mi esposo ya había abordado un avión, ese día salía a
Puerto Rico a buscar a mi suegra y le dije que se fuera, que yo estaba bien. En
realidad, quería que mi suegra llegara para que cuidara a mi hija si yo
faltaba. No le dije a nadie, ni mi madre, ni mi padre, hermanas, nadie! No quería
que se preocuparan por mí. Mientras pasaban los días, tomando mis medicamentos,
veía como mi rostro se desfiguraba aun más. En tres días tuve que regresar al
hospital. El lado derecho de mi cabeza dolía demasiado, sentía que tenía algo muy
pesado sobre mi cabeza y mi cuello. Allí corrieron conmigo, un MRI (le tengo fobia
a esas maquinas cerradas) notaba como el personal médico me miraba como si yo
fuera un fenómeno y finalmente me enviaron a mi hogar luego de descartar que
había algo anormal en mi cabeza.
Todo
esto sucedió en las primeras semanas en el que me re-localicé al estado de la
Florida. El estrés era muchísimo, en dos semanas conseguí empleo, alquilé una
casa, busqué el carro en el muelle, me mudé, compramos todo lo necesario para
estar cómodos en nuestro nuevo hogar… en fin… un ajetreo terrible.
Mi
rostro poco a poco está regresando a la normalidad. Sigo con un ojo más grande
que otro, ruido en mi oído y mi ojo derecho tiembla en todo momento. Ha sido un
año de enseñanza. Aprendí a tomar las cosas con calma. Lo que va a suceder,
sucede en su momento y no somos quienes para detener los planes que el destino
nos tiene.
En
el siguiente enlace puedes conocer más acera de la “Bells Palsy”
Hay Milly, gracias por compartir. Que horrible la experiencia, pero lo importante es como enfrentamos esas experiencias. Estás bella y nada que ver con los ojos! No se nota NADA!
ResponderEliminarGracias Gemarla! Nadie lo nota solo yo. Aprendí a vivir con esto. Me gusta hablarlo porque aveces nosotras las mujeres somos tan crueles entre nosotras. La belleza va más allá que un rostro bonito o un cuerpo escultural.
EliminarQue horrible Milly! No puedo imaginar la angustia y todas las cosas que te pasaron por la mente! Gracias a Dios no fue un stroke y que poco a poco has ido mejorando! Un abrazo!
ResponderEliminarLesly (con acento de gringa) tú no sabes lo angustiante que es no saber lo que te está pasando y si vivirás para contarlo.
ResponderEliminarBella, gracias por compartir tu historia.
ResponderEliminarGracias a ti por darte la vuelta por aquí. Saludos!
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