Querido Papi:
Te
escribo para que sepas que estoy bien. No te llamo a estas horas porque sé que
estás durmiendo. La vida en esta ciudad es un poco ajetreada, mejor dicho,
bastante ajetreada. Acabo de llegar después de un largo día de trabajo. No me
puedo quejar, tengo trabajo, al fin tengo un trabajo con el cual puedo
sobrevivir y me sobra para darme mis gustos. La niña va bien en la escuela y lo
mejor de todo es que no tengo que pagar escuela privada para que ella reciba
una educación de excelencia.
El “bill” de la luz me llegó ayer, por lo
menos solo tengo que pagar $71.00. Como extraño esas facturas de $300.00 de la
Autoridad de Energía Eléctrica. Creo que le pagaba la luz a rey mundo y to’ el
mundo que tenia pillos en el vecindario. Esta semana fuimos a renovar la registración de
la guagua, increíblemente ya han pasado 10 meses desde que nos mudamos a este
lugar. Mientras tomaba el número para ser atendida, le pregunto a la
recepcionista el costo de la renovación y la misma me indica que me dirija a la ventanilla 17 que ya era
mi turno. Párate, párate, si acabo de llegar. El proceso no nos tomó ni 5
minutos y la persona que nos atendió fue tan amable. Después de esa experiencia
tengo que decir que amo la Estadidad y más aun la privatización.
A
veces me pongo a pensar como las locas y me imagino como seria todo en Puerto
Rico si todo funcionara bien. Si por lo menos el servicio al ciudadano en las
oficinas gubernamentales fuera bueno… Un cliente me preguntó ayer que si pienso
regresar a la Isla. Con dolor en mi corazón tuve que decirle que no, que por el
momento no estaba en mis planes. Ya quisiera yo que tu y mami se vinieran
conmigo para acá. Mi deseo es tenerlos cerca, que puedan disfrutar de servicios
médicos de excelencia, de un trato digno en las agencias del gobierno, que no
vivan con miedo, que prendan el aire cuando tengan calor sin miedo a que la
factura de luz llegue alta.
Me
despido por ahora, Bendición, dale un beso a mami de mi parte.
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